miércoles, 9 de marzo de 2011

Exposición El Esplendor del Románico

¿Cómo es posible que unas pinturas y unas esculturas de escaso valor técnico realizadas en el Pirineo Catalán hace diez siglos nos atraigan tanto y nos llenen de tantas sugerencias y preguntas? El Románico fue una de las primeras manifestaciones artísticas homogéneas en el conjunto de Europa, fruto de un fuerte desarrollo demográfico, económico y social, y de un inusitado intercambio cultural y de intercambio de ideas que ocurrieron desde Bizancio hasta Finisterre entre los siglos XI y XIII. El resultado artístico de aquella época nos sigue maravillando hoy en día.

La razón de esa fascinación es intrigante, ya que no se trata de obras de una excesiva complicación técnica, ni excesivamente caras, ni de una excesiva complejidad. Su atractivo está más en lo que sugieren más que en lo que muestran.  Lo que llama poderosamente la atención del arte románico es la prevalencia de lo simbólico frente a una representación fidedigna de la realidad física. Lo simbólico muestra que lo más verdadero e interesante de la realidad está más allá de lo visible, más allá de las apariencias. "El símbolo es una conjunción de formas visibles destinadas a mostrar las invisibles" (Hugo de San Víctor, 1090-1141)

Cuando uno se queda a solas (es recomendable ir a ver al exposición en horas de poca asistencia de público) delante de la Majestat Batlló, o ante el Frontal de la Seo de Urgell, el silencio se impone y uno adivina que existe un significado más allá de la mera escultura de madera. Los hombres que vivieron el alto medievo entendían que existía una unidad en todas las cosas, y que entender esa unidad era algo sencillo, que podía resumirse en un crucifijo, en una madre con un hijo, en un rostro. Y todo este misterio quedaba reflejado en torno a una capilla de piedra, lugar sagrado donde todo se condensaba, a través de la liturgia, y, donde todo, los cultivos, la familia, el comercio, el tiempo, las cosechas, las disputas, las alegrías, el nacimiento y la muerte, cobraba un significado, adquiría un sentido que aparentemente no tenía .

Esta exposición nos llega gracias a un grupo de amigos que se reunía en una taberna "Els quatre gats" de Barcelona, donde a través de una amistad creativa, se gestó entre otras iniciativas, el actual Museu Nacional Dart de Catalunya MNAC, donde se reúne una de las más importantes colecciones de arte románico, recogidas de iglesias románicas del Pirineo Catalán.

Estas obras esconden un mensaje igualmente válido para los hombres del medievo que para nosotros, hombres del siglo XXI. Tú puedes ir a comprobarlo... y en caso que no puedas, puedes verlo virtualmente en http://www.exposicionesmapfrearte.com/romanico/visita_virtual.html

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