lunes, 21 de febrero de 2011

Cine. El concierto

 El director Radu Mihaleanu (El tren de la vida)  elabora una película donde combina diferentes géneros, que van desde la comedia, el surrealismo y el drama. Capaz de pasar de la tristeza a una carcajada. Resulta difícil resumir la cantidad de matices, sensaciones, alegrías y tristezas que es capaz de transmitir.
Una comedia que contiene en su interior un drama humano emotivo y profundo. Destacaría la enorme humanidad del protagonista por encima de cualquier otro planteamiento y la búsqueda dentro de uno mismo de lo que de verdad somos y lo que queremos. La película hace también una suave crítica de los extremos políticos, comunismo y capitalismo.
Los momentos musicales están conseguidos con una delicadeza realmente sutil  hasta llegar al concierto final (Tchaikovsky),  el auténtico protagonista de la película, que se convierte en una metáfora de las relaciones entre el individuo y la colectividad. En resumen es una historia sobre una pasión: la música.
Una película, nominada a 6 premios César, muy recomendable para todos  pero sobre todo para los amantes de la música y con sentido del humor.

Sinopsis
En la época de Brezhnev, Andrei Filipov era el mejor director de orquesta de la Unión Soviética y dirigía la célebre Orquesta del Bolshoi. Pero en plena  gloria, tras renunciar a separarse de sus músicos judíos, entre los que estaba su mejor amigo Sacha, fue despedido. Treinta años después, sigue trabajando en el Bolshoi, pero ahora… como limpiador. Una noche que Andrei se queda hasta tarde sacando brillo al despacho del jefe, encuentra un fax dirigido a la dirección del Bolshoi: se trata de una carta del Teatro de Chatelet invitando a la orquesta oficial a que vaya a dar un concierto a París. De repente, a Andrei se le ocurre una idea loca: ¿por qué no reunir a sus antiguos compañeros músicos, que viven de hacer trabajillos y chapuzas, y llevarlos a París, haciéndoles pasar por el Bolshoi?

martes, 1 de febrero de 2011

Cine. Camino a la libertad

¿Qué puede hacer que uno pueda plantearse y realizar sin desfallecer el caminar desde el corazón de Siberia hasta la India a través de la tundra siberiana, el desierto del Gobi, y la cordillera del Himalaya sin víveres ni equipamiento y sin posibilidades de pedir ayuda durante el camino? ¿qué o quién puede sostener ese gigantesco esfuerzo aguantando hambre, sed y muertes de compañeros? Esta película cuenta la historia real de Slavomir Rawicz que escapó junto a otros prisioneros de un gulag soviético para recorrer un camino de 4.000 km. hasta la India y así  poder escapar del régimen soviético y regresar a la Europa no ocupada. Este camino largo y penoso es similar al que tuvo que recorrer una gran parte de Europa durante casi la totalidad del siglo XX para superar el totalitarismo, con el único objetivo de encontrar la libertad, y lo que esta libertad conlleva, principalmente la necesidad humana de poder encontrar el perdón, y la posibilidad de arrancar de nuevo y de que el mal no tenga la última palabra.

En el grupo de escapados puede observarse distintas posturas que uno puede tomar ante la cruda realidad: la fuerza indomable del espíritu de supervivencia, el miedo a la libertad, el respeto al otro diferente de mí, la capacidad reconstituyente de perdonar, la bondad de la búsqueda del bien común y la necesidad del otro para tu propia felicidad, la obediencia a quien sabe adonde ir, la misericordia frente a la menesterosidad de otros, la reconciliación con el mal hecho en el pasado, la amenaza que supone para el poder el deseo trascendente del hombre, ..., etc.

Viendo esta película uno constata de nuevo que para ser verdaderamente feliz se necesita un camino que recorrer que nos eleve desde nuestra condición de esclavos hasta un Destino a la altura de lo que deseamos, la felicidad nuestra y la de los que amamos. Por eso caminar da pleno sentido al hombre, porque supone la existencia de un destino, pone en juego nuestra libertad y nos hace solidarios con los otros.

Película sobresaliente que pide verla en pantalla grande por la imponencia de los paisajes y de las interpretaciones. Otra obra inquietante de Peter Weir (el Show de Truman, el Club de los poetas muertos...) con un magnífico reparto donde destacan especialmente Collin Farrel, un extraordinario Valka, y en un segundo plano, Ed Harris y Jim Sturgess.

Los miserables. El musical


Los Miserables es una obra que tiene muchas lecturas posibles; es un tratado sobre la injusticia social, una descripción de la Francia del primer tercio del siglo XIX, una apología sobre el valor del de la libertad, un elogio del pueblo soberano frente el poder opresor, un drama sobre la redención y una novela romántica.

Sin embargo también podría pensarse que esta gran obra está escrita principalmente para plantear una pregunta que se formula apenas iniciada la obra; ¿puede un hombre nacer de nuevo siendo viejo? Tras plantearla, Victor Hugo la contesta, casi al momento, con un rotundo sí. Luego, durante centenares de páginas y un par de horas de musical, el autor muestra todas las dificultades posibles para que el protagonista, Jean Valjean, pueda poner a prueba el renacimiento que el encuentro con el obispo le proporciona. Pero ninguna prueba es capaz de borrar la experiencia de este hombre transformado.

No obstante, las páginas de la novela y los minutos del musical no discurren sólo para poner a prueba la convicción del cambio en el antiguo recluso. Su antagonista, Javert se encuentra al final de la obra con la misma experiencia que Valjean. Pero ahora Víctor Hugo plantea una segunda pregunta ¿basta un encuentro para cambiar la vida de una persona? De nuevo la respuesta es rotunda, pero esta vez de signo contrario. Además de un encuentro es necesaria la libertad del que lo tiene. Ante la experiencia del perdón la opción de Javert no es nacer de nuevo sino morir para siempre. Ante el descubrimiento de que es posible una vida distinta sólo hay dos opciones para un hombre que pretende ser coherente, abrazar la nueva vida que se le propone o dimitir de cualquier clase de vida.

El musical basado en esta gran novela rescata todos los elementos clave de la obra original y potencia y actualiza la magnífica historia que ésta cuenta. Cada aspecto del mismo está cuidado al detalle; las interpretaciones, las letras de las canciones, la escenografía y las grandiosas melodías refuerzan cada detalle de la historia y hacen que las dos horas y media de espectáculo transcurran en una emoción creciente. En definitiva, la convierten en una experiencia absolutamente recomendable.