Salidas a la montaña


SIERRA DEL FRANCÉS                    9.11.2013

La espera mereció la pena




Se nos ha resistido... varias veces habíamos intentado hacer esta ruta pero por problemas de agenda o condiciones climatológicas se tuvo que suspender. Pero por fin, el pasado día 9 de noviembre hemos podido adentrarnos en la Sierra del Francés. Como nos había indicado nuestro guía, aunque llovía en Madrid al recibir el último correo confirmando la salida, el día fue excelente.

Esta vez debutó con nosotros una nueva amiga pero el grupo se nutrió también de viejas glorias, en total fuimos 11 compañeros de viaje para esta experiencia. Partimos de Alcobendas en dos coches y en el último aparcamiento de Canto Cochino nos encontramos con el resto del grupo para iniciar la marcha.

El camino es bueno ya que la ascensión es por una pista forestal, y eso permite al grupo ya cada uno de sus integrantes ir conversando y bajando el ritmo en función de la pendiente, que a ratos es exigente. Pero el esfuerzo tiene recompensa, la ascensión nos va ofreciendo cada vez unas mejores vistas de la Pedriza.

Hay varios elementos singulares, uno es un comedero de buitres que se localiza en la parte alta de la pista. Tras algo de polémica, sobre si es legal o no seguir usándolo, lo dejamos atrás. Otros elementos singulares que observamos y abrazamos convenientemente fueron los ejemplares de pinos albares que hay en esa zona. En el grupo venían amigos "ingenieros del ramo" que nos hicieron caer en la cuenta de las características de estos pinos de corteza rojiza, de cerca de cinco siglos de edad y muy robustos. Entre tanto, seguimos en camino compartiendo unos con otros las circunstancias de la vida en nuestras conversaciones. 

Después de culminar el ascenso empezó a manifestarse el viento de forma bastante insistente. Buscamos un lugar para descansar y dar cumplida cuenta de los ricos manjares que cada uno había preparado para la ocasión. Siempre que llega este momento disfrutamos como si no hubiera mañana...Echamos de menos a los amigos de la bota, ya que nos faltó el vino, aunque no la alegría.

Iniciamos el regreso por la senda que nos acerca al curso del río Manzanares, al que veíamos descender con fuerza y en preciosas cascadas y pozas. Finalizamos el descenso cruzando el río por el puente del Retén y luego llegar a Canto Cochino, los GPS nos daban datos distintos: 23 ó 27 kilómetros... Acordamos democráticamente que la ruta había sido de 25 kilómetros como nos habían indicado en la convocatoria y, para celebrarlo, nos tomamos juntos unas cervezas en el bar que hay en el aparcamiento.

En estas salidas pasamos el tiempo, compartimos los útiles que llevamos (pañuelos de papel, bastones, guantes...), la comida... Pero fundamentalmente compartimos la vida a través de nuestras conversaciones que surgen y que, en ocasiones, misteriosamente, sirven para responder a dudas o situaciones que no habíamos previsto. ¿Quién nos ha puesto juntos? 

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VALLE DEL RÍO MOROS         13.04.2013

Cielo abierto de abril



Por fin abril nos regaló un cielo abierto.  Un sol radiante, cielo azul intenso, los pulmones haciendo sitio para recargarse de aire puro, el corazón a la espera de que algo extraordinario suceda y un par de piernas para recorrer el camino.

Finalmente, unas 26 personas dimos el sí quiero a la experiencia de recorrer el Valle del Río Moros, también conocido como la Garganta del Espinar, perteneciente al municipio segoviano que lleva este mismo nombre, en la Sierra de Guadarrama. 

El grupo se completó esta vez con unos cuantos debutantes, atraídos por las experiencias, complicidades, apodos y chascarrillos de los fieles a la llamada, animados también por la indicación de “dificultad media o media-baja”. Cielo abierto de abril, ésta es la nuestra.

Dejamos los coches en el área de La Panera (1.300 metros) y comenzamos el camino emprendiendo la subida a ritmo alegre gracias a la animada conversación.

Durante la primera parte del trayecto, fuimos remontando el río Moros por la margen derecha del cauce por una magnífica pista en las faldas de la Mujer muerta, avanzando hasta el embalse del Vado de las Cabras (1.600 metros). Tanta belleza alrededor, en el cielo, en las nubes, en el tupido bosque de pinos, en las cimas nevadas, en el generoso caudal del río, que uno no sabe siquiera hacia dónde dirigir la mirada (ni el oído).

La parada técnica, de un alto contenido gastronómico en el comer y en el beber, la hicimos en una pradera junto al Refugio de la Vaqueriza. Una vez repuestos, proseguimos el camino bajando por la margen izquierda del río por las pistas que se encuentran en las laderas norte de la Peña del Águila.

En total caminamos unos 19 kilómetros, que a algunos se nos pasaron  volando. Como es el caso de quien escribe estas líneas, después de años escuchando anécdotas, viendo salir y llegar a hobbitoneros de toda condición, colgando crónicas y fotos cargadas de generosas sonrisas en el blog, para, por fin, animarse a vivir la experiencia en primera persona, agradecida por haber elegido esta forma diferente de celebrar el día de cumpleaños. Si lo que uno celebra cada año es la vida, pues con quién y dónde mejor que disfrutando de uno de los más grandes regalos, la compañía, cambiando mantel, tarta y velas, por tortilla y bota de vino compartidos en una pradera en un alto del camino.             

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BOLA DEL MUNDO                 09.02.2013

Viaje a la Bola



 
Distinguidos señores:

Nuestra consideración más distinguida a su petición de disponer de una reseña de la última expedición a la Bola del Mundo que contó con la participación de nuestro representado. Sin embargo, a pesar de que sólo ha transcurrido una semana desde que tuvo lugar, el famoso explorador ha recibido un cable trasatlántico para que se una a la expedición al Polo Sur que va a ser liderada por el Capitán Scott. Parece ser que el “Fran” ha sido avistado doblando el Cabo de Buena Esperanza y no ha tenido tiempo de desempacar y reponer sus fuerzas en la hacienda como habría sido su deseo.
Una vieja y entrañable amistad, forjada en mil avatares, une a estos dos grandes hombres y nuestro intrépido aventurero no ha podido sustraerse de hacer honor a la misma.
No obstante, antes de partir ha dejado instrucciones para que desde esta institución, se brinde la máxima colaboración con cualquier persona que desee dar a conocer la belleza que se puede encontrar en el mundo salvaje, donde la civilización aún no ha arruinado la pureza primigenia de los grandes espacios.
Les enviamos, por tanto, un extracto de su diario personal que posee un interés que ningún otro libro hubiera podido tener:

Contacté con los dos buques fletados para la expedición cuando estaban haciendo acopio de víveres a la altura de la `Espiga de oro' . El capitán Pacho tuvo la amabilidad de esperarme ya que un retraso imprevisto con el tiro de perros me impidió estar presente durante el estibado de la carga.  Tuvimos buen tiempo durante toda la travesía, cuestión que nos sorprendió porque el barómetro insistía en permanecer cerca de su base.



Antes de llegar a nuestro destino, recogimos al biólogo Esteban en Isla Indescriptible. Cuando se despedía de sus seres queridos recordé aquellos versos: `Di adiós a tus ninfas en la costa con rapidez y acalla sus lamentos prometiendo regresar, aunque no tengas intención de volverlas a ver´ (N.T: Dido y Eneas). Finalmente, llegamos a Puerto de Navacerrada, último lugar civilizado donde pudimos equiparnos convenientemente después de pagar el portazgo a los indígenas del lugar llamados “gorrillas”.




Tomé el mando de la expedición y el capellán, Peter Pol, insistió en ocupar el último lugar por si hubiera que dar la Extrema Unción a alguno de los miembros de la cordada. Agradecimos su interés en no dejar ningún cabo suelto. Nos íbamos a adentrar en un lugar donde la suave brisa del valle se podía convertir en un furioso huracán, como así fue.




Cuando abandonamos el resguardo de la falda de la montaña, después de superar la rimaya, un fuerte viento del noroeste nos previno de lo que nos esperaba al encarar la arista. Subimos penosamente durante varias horas azotados por la ventisca, que arrastraba cristales de nieve que nos cegaban. Hubimos de preparar unas gafas de fortuna hechas con hueso de ballena para Andrés, que había perdido las suyas en uno de tantos juegos de azar absurdos a los que nos tiene acostumbrados. La fatiga y el desánimo empezaron a hacer mella en la cordada, a pesar del exhaustivo entrenamiento y experiencia. Finalmente Pacho gritó: `Comandante, no siento las piernas´. Ante una circunstancia de ese tipo, me reuní con los miembros de  la expedición y convenimos que, como aún estábamos cerca de una vía de escape, lo más juicioso era regresar. Aún teníamos en la mente la retirada de fortuna en el `Hueco de las Hoces' , de la que nuestro presidente (que no nombraré) guarda infausto recuerdo".


Aquí el diario sufre una interrupción, las hojas están arrugadas y emborronadas. Pocas veces ha tenido que retirarse de un objetivo. Un diario no  es más que una de las pocas maneras en que puede desahogarse un hombre, de ahí que se resalte el abatimiento que en este momento se apoderó de él.


"Las huellas de la ventisca se reflejaban en nuestros rostros: teníamos las cejas y las pestañas congeladas. Afortunadamente encontramos cobijo en el club de oficiales de `Los Cogorros' , compañeros de armas de José Luis, donde pudimos secar nuestras ropas y alimentar el cuerpo y el espíritu. Apareció un pellejo que contenía vino y gracias a ese precioso néctar pudimos olvidar el pesar del abandono de la cumbre.
Este viaje acaba aquí, quién sabe los designios que tienen reservados los dioses para los que siempre han sentido que la aventura es el primer entrenamiento real de la mente.

Nos veremos en otra.

Vale".
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LA PEÑA NEGRA                                29.12.2012
Un pueblo en marcha


Un año más, el día elegido para subir a cumplir con la tradición de poner un Nacimiento en la cima de una montaña fue el 29 de diciembre, sábado. El pico de este año se encuentra al norte de Sierra de la Cabrera y es la Peña Negra de 1.831 m. de altitud, algo más alto pero menos conocido que su vecino el Mondalindo, que ya coronamos por febrero de 2011.


El lugar de partida de la excursión fue Garganta de los Montes, donde terminamos de encontrarnos todos los que queríamos participar de esta jornada juntos. En esta ocasión hubo al menos tres personas que se animaban a participar por primera vez. En total fuimos 29 personas, un pueblo; con gente de todas las edades desde los 70 hasta los 11 años.


El día estaba frio pero sin nieve ni previsión de lluvia hasta la hora prevista para el regreso. La ruta, aunque accesible no nos resulto fácil de encontrar y en varias ocasiones dudamos sobre si llevábamos el camino correcto o no. Tras recorrer cierta distancia tuvimos que rectificar alcanzando la pista forestal de forma más directa, peleándonos con más de una rama y poniéndonos delante de un duro repecho que puso a prueba la fortaleza, entrenamiento y resistencia de más de uno.


Este empinado cortafuegos que nos hizo coger altura muy rápido nos permitió también contemplar un espectacular mar de nubes sobre Garganta de los Montes y los alrededores. Después de superar esta prueba nos reagrupamos para llegar juntos y en silencio a la cima de la Peña Negra, bien visible por la antena de la estación repetidora que está instalada en ella.  Las vistas de la llanura madrileña son impresionantes desde aquí aunque nosotros, como en la ascensión, lo que pudimos contemplar fue un maravilloso mar de nubes. Elegimos un lugar para colocar el Nacimiento y después de instalarlo y cantar juntos un par de villancicos nos hicimos una super-foto de grupo.


Decidimos descender por una senda para protegernos del viento antes de compartir los pequeños manjares que cada uno lleva a estos encuentros montañeros. En una curva del camino nos instalamos y pusimos en común el tentempié: lomo, vino, jamón,…turrón. Ya solo nos quedaba seguir la pista hasta los coches disfrutando de la vista y de la compañía. En una curva del camino nos encontramos un charco helado que a alguno le impidió despedirse del año corriendo la San Silvestre.


Tenemos curiosidad por saber qué pasará con este signo que hemos dejado en La Peña Negra y en otras cimas de la Sierra de Madrid, ¿alguien se anima a averiguarlo?


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EL YELMO                         24.11.2012
                                                    
Piedras con nombre propio



No siempre hace falta llegar hasta una cima para pasar un gran día en la montaña. La suma del verano más el inicio de curso nos retrasó varias veces en el intento de volver por la Pedriza, y ya teníamos ganas tras casi un año sin pasar por allí. Entre tantas rutas posibles como ofrece la Pedriza elegimos rodear el Yelmo haciendo una vuelta completa a la Pedriza Anterior. Nos animamos doce caminantes, con paso uniforme y ganas de pasar un buen día.
El paso por la autopista de la Pedriza fue tan rápido como el nombre promete, en una hora y cuarto estábamos en el refugio Giner disfrutando de la sabiduría de Juanjo; “mirad, el Hueso, el Pájaro, el Platillo volante…” Tan entretenidos estábamos que en un despiste nos salimos del camino y acabamos subiendo al collado de la Dehesilla por una miserable senda en la ladera en lugar de por el excelente camino del fondo del valle ¡menos mal que Juanjo es un experto! decían algunos entre risas…
Desde el collado pudimos ver cómo la niebla subía por el Hueco de Coberteros, el sol en el cielo y la niebla en el valle, bellezas inesperadas, ¿cosas del otoño? Seguimos subiendo en zig-zag hasta el siguiente collado y allí no pudimos evitar hacernos unas fotos con los Fantasmas al fondo. A lo lejos vimos el Cerro de san Pedro saliendo del mar de nubes, otro regalo inesperado y nueva sesión de fotos.
Luego, el descenso hasta la pradera de El Yelmo fue cómodo y rápido, el hambre empezaba a apretar y la buena temperatura favorecía una parada. Varios escaladores subían por las paredes de la Muralla China como hormigas de colores. El suelo de la Pradera rezumaba agua, tanta que nos costó encontrar una zona seca al sol para reponer fuerzas. Tortilla de Maribel, chorizo de Antonio, mejillones de Pacho, chocolate de Juanjo… ¿qué más se puede pedir? Lástima que alguien decidiese llenar la bota… ¡con agua del grifo!
En quince minutos de parada se acabó el otoño y llegó el invierno, un aire helado comenzó a soplar y hubo que levantar el campamento, alguno tuvo problemas hasta para ponerse los guantes de lo congeladas que se quedaron las manos. Luego más descenso hasta la Gran Cañada, familias al completo pasando el día y al fondo el Elefantito. Ahora por la derecha a Canto Cochino dijo el experto, y en efecto, en poco más de media hora estábamos en los coches otra vez. Cinco horas escasas para acabar la vuelta a la Pedriza Anterior.
Ha sido la mejor en mucho tiempo decían algunos, una de las mejores decía otros. Yo les escuchaba y pensaba “cada excursión que hacemos es un regalo que se nos da, ¿no será que son todas magníficas?”
    

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CABEZAS DEL HIERRO                                        09.06.2012
Pérdidas de tiempo


1ª escena.- Un grupo de excursionistas de diversa condición (desde los 18 hasta los cincuenta y tantos años de edad, de los 40 hasta los 100 kilos de peso) charlan acaloradamente mientras suben por una pedrera que asciende en apenas mil metros cuatrocientos metros de desnivel en la ladera de la segunda montaña más alta de la Sierra de Guadarrama a las nueve y media de la mañana de un sábado. Se les oye hablar de universidad, educación, economía, familia, literatura, juegos o de poesía. Cualquier traspié en la argumentación lleva a la burla de todos. En algunos momentos, risas generalizadas, en algunos momentos, escuchas atentas, y discusiones vivas. Chistes, reflexiones, chanzas, experiencias...Otros montañeros deportistas que les ven pasar se quedan sorprendidos de que no paren de hablar entre jadeos de esfuerzo, y verles subir juntos al mismo ritmo para poder oírse.

2 ª escena.- En la cima de Cabeza de Hierro Mayor (2.383 m. de altitud) el mismo grupo de excursionistas cantan la salve en latín. Unos cantan fuerte, otros tararean, otros escuchan porque no se saben la letra, todos sonríen. La vista es excelsa. Las camisetas empapadas de sudor.  Alegría serena por la cima alcanzada. El día espléndido. Hay sol, pero no calor. Los piornos motean de amarillo las laderas de la Cuerda Larga. Uno va poniendo nombre a cada uno de los picos de los alrededores. Sus nombres los han escuchado miles de veces, muchos de ellos los han subido, pero no se los aprenden. Una foto de todos, una belleza misteriosa les rodea adonde pongan la mirada. El horizonte es inabarcable y se sienten pequeños.

3 ª escena.- El mismo grupo de excursionistas come en las inmediaciones de la Bola del Mundo (2.200 m. de altitud). Las viandas saltan de unos a otros, chacinas, quesos, conservas, frutos secos y otras cosas de comer. Cada comentario, carcajada general. No hay quien se libre de una broma, una mofa, una puya. La comida sienta como nunca. Tumbarse bajo el sol no tiene precio. El mundo bajo los pies.  Los pies y las piernas se quejan. Amigos compañeros de montaña caminando juntos. Se empieza la bajada y continúan las conversaciones mientras van pasando por las inmediaciones del nacimiento del río Lozoya.


Andar, charlar, cantar, mirar, reír, comer, bromear, compartir... pérdidas de tiempo para muchos... algo impagable para nosotros hombres de hoy. Aparentemente el día no fue productivo. Realmente no fue así. Algo ocurrió. No pretendemos más, no nos conformamos con menos. La vida es algo más de lo que se ve. Parece que no ha habido nada excepcional. Pero es mentira, porque uno vuelve más contento de lo que vino. No te pierdas la próxima salida...



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UNA VENTANA PARA SUBIR AL PICO DEL LOBO  01.05.2012





Hace tiempo que el Pico del Lobo se nos ofrecía como tentación, coronar la cima de la Sierra de Ayllón  y de la provincia de Guadalajara es un desafío muy atractivo, pero no es un pico que se pueda subir con mal tiempo, las fuertes pendientes sobre la Pinilla y los cortados que lo rodean exigen buena visibilidad y tiempo en calma. Sin embargo, tras seis meses de sequía absoluta, en abril se puso a llover y no paró, si acaso entre semana el cielo descansaba algún día y luego en el fin de semana volvía la lluvia, el viento y la nieve, y así todo el mes. No parábamos de mirar los boletines meteorológicos esperando una ocasión para salir a la montaña, pero no se presentaba...



Cuando la NASA envía una sonda a explorar otro planeta no puede hacerlo en cualquier momento, porque la posición de unos planetas con respecto a otros facilita el viaje en algunos momentos del año y lo imposibilita en otros. A estos momentos ideales para emprender el viaje se les llama “ventanas de lanzamiento”. Y de repente, en los pronósticos del tiempo para el 1 de mayo se abrió nuestra “ventana de lanzamiento”.



Comenzamos la subida desde la estación de la Pinilla y pisamos nieve enseguida, pero el camino es bueno y vamos bien equipados. La nieve está virgen en la mayor parte del camino, el frío no es muy intenso y el sol asoma entre las nubes, no podemos pedir más. Ganamos altura deprisa hasta coger la cuerda que viene del Puerto de la Quesera. La ventana aguanta, así que nos ponemos los crampones y sin prisa vamos cruzando las laderas más inclinadas. Tras algún resbalón vemos la cima entre las nubes, sólo nos queda atravesar la amplia vaguada que precede al pico.



Hacemos cima a la vez que otro grupo lo que resulta muy útil para el intercambio de fotos. La ventana comienza a cerrarse, el viento se mueve y hay una ligera ventisca por lo que que decidimos volver por el mismo camino en lugar de recorrer el circo hasta las Peñuelas. Tenemos hambre pero no podemos entretenernos a comer. Mucho más abajo, una vez que hemos descendido de la cuerda, y a salvo del viento, encontramos un lugar seco y resguardado. La comilona parece de una boda, como siempre pasa, los nuevos se quedan boquiabiertos. Los estiramientos en el parking los dirige una fisioterapeuta profesional, pero entre las risas y las bromas nadie hace mucho caso a sus indicaciones, ¿cómo es eso de tocarse los muslos con la tripa? ¿estarás de coña, no?





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 LAS PEÑAS DE LA MAJADA                      10.03.2012

Regalos inesperados



Lugares como la Pedriza, Cercedilla, Navacerrada, Rascafría o Valsaín son realmente fantásticos, tanto que a veces da pereza conocer nuevos paisajes. Sin embargo la montaña ofrece mucho más y hay maravillas detrás de cada rincón. Así que aprovechando el buen-mal tiempo de marzo (bueno para los excursionistas y malo para los campos) nos propusimos conocer uno de estos montes de poca fama y grandes vistas.



Las peñas de la Majada son las máximas alturas de la Sierra de Quintanar, que descansa tranquila junto a su vecina, la famosa Mujer Muerta. Estas peñas tienen el mérito de ser los picos de más de dos mil metros que están más al oeste de toda la Sierra de Guadarrama. Para subir a conocerlas nos plantamos en la Panera atravesando El Espinar, todo está muy tranquilo, madrugar cuesta. En la bajada lo encontraremos lleno de gentes de todo tipo, pero sobre todo de los que se bajan del coche para pasar a la silla plegable. A continuación de la Panera se encuentra la Garganta del Espinar o Valle del río Moros, ahí comenzaremos a caminar.



Desde el valle del río Moros el ascenso es brusco siguiendo primero un par de cortafuegos con mucha pendiente, y luego una pista algo más cómoda hasta el puerto de Pasapán. Alguno llega tarde y tiene que subir rápido para dar alcance al grupo, pero al collado llegamos juntos y con buen ánimo. Hoy somos pocos, pero contamos con un experto en la zona para compensar. El campo está seco, casi amarillo ¡y eso que estamos en marzo! Por encima de los mil novecientos metros aparece algún nevero en las zonas de umbría pero poco más, parece un paisaje de octubre. Además, no vemos ni un alma en todo el ascenso.

El pico es modesto y redondeado y la aproximación final resulta cómoda. Al coronar vemos La Mujer Muerta, Gredos, Cuerda Larga, Peñalara, Madrid y un horizonte castellano de muchas decenas de kilómetros. En la bajada la conversación se anima, bautizamos unos cuantos elementos del paisaje –incluyendo “la peña del muerto”-, perdemos unas gafas de sol y decidimos que no será la última visita a la Garganta del Espinar. Somos conscientes de que la realidad es un regalo y hay que agradecer los regalos disfrutando de ellos.

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TRAVESÍA COTOS-NAVACERRADA      11.02.2012


En invierno las montañas son más hermosas, pero también tienen más peligro. La ola de frío de principios de febrero nos obligó a aplazar la marcha prevista para el día 4, veinte grados bajo cero no es cosa de broma y como dice Pedro Pablo “antes morir que perder la vida”. Pero ya se sabe que cuando se cierra una puerta se abre una ventana, y a poco que subieron las temperaturas las ganas pudieron más que el miedo, así que cambiamos el plan y el destino y tras alquilar diez pares de crampones decidimos hacer una travesía por una de las zonas más conocidas y más atractivas de la sierra.

El día no era precisamente cálido y al aparcar el coche en Valdesquí el termómetro marcaba 11 grados bajo cero, eso hizo que sólo seis “muy cafeteros” juntáramos el ánimo suficiente para ponernos en camino. Botas, gorros, bastones, guetres, crampones y las manos congeladas en cinco minutos mientras nos equipábamos. Por suerte no hay nada como el ejercicio para entrar en calor y, aunque el frío era intenso, no había viento y el sol brillaba con ganas.

La marcha por la Loma del Noruego nos permite tomar altura poco a poco y sin demasiado esfuerzo. Las vistas son espectaculares, las cabezas del Hierro al frente y Peñalara a la espalda destacan brillantes por la nieve, el aire no se mueve y al rato sobran los gorros. Abajo a la izquierda las laderas comienzan a llenarse de esquiadores y bajo los crampones cruje el hielo. Marchamos animados por las vistas y ganamos terreno con facilidad hasta que llegan las rampas que suben hacia la Bola del Mundo, aquí la pendiente se eleva y hay que tomarse un respiro, además de agua y frutos secos. El hielo es más duro en la parte final de la subida, nos cruzamos con algunos montañeros que bajan resbalando y agradecemos ir bien equipados.

Alcanzamos la Cuerda Larga y enfilamos los edificios que corona la Bola. Aquí los esquiadores abundan y el sol brilla con tanta fuerza que estamos tentados de pensar que nos encontramos en una zona de recreo. Pero cuando nos quitamos los guantes para iniciar el ritual de la cima y disfrutar de la comida recordamos enseguida que la temperatura ronda los 10 bajo cero a esta altura. Por suerte hoy tenemos dos magníficas botas de vino para seis caminantes con lo que entramos en calor deprisa…

La bajada es rápida y cómoda, hay mucho hielo pero vamos seguros, el único riesgo es ser atropellado por algún esquiador de los que bajan a toda velocidad por la pista de hormigón camino del Puerto de Navacerrada. Abajo la Guardia Civil dirige el caos del tráfico y los restaurantes están a tope pero encontramos un hueco en la barra de La Venta Arias y brindamos por el magnífico día que se nos ha regalado.

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ASCENSIÓN AL PICO DE COLGADIZOS                29.12.2011
Una Luz en lo alto de un monte    


El 29 de diciembre de 2011 elegimos el pico de Colgadizos como destino de nuestra excursión navideña. Por quinto año consecutivo decidimos buscar un hueco entre comilonas, compras y encuentros familiares y organizar una marcha para colocar un Belén en la cima de una montaña. Este año elegimos la más oriental de la Sierra de Guadarrama, la más cercana al Puerto de Somosierra y una de las menos conocidas de la sierra.

Por limitaciones de fechas, organizamos la excursión en jueves dudando de la asistencia pero contra pronóstico nos encontramos veinte caminantes. Bien es verdad que alguno de los más jóvenes venía con el ánimo y el equipo un poco justo, pero eso no les impidió alcanzar la cima. El punto de partida de la excursión fue el pueblo de Robregordo que, a pesar de su nombre, cuenta con la mayor acumulación de acebos, y no de robles, de la Comunidad de Madrid.

A pesar de que el día era luminoso en el pueblo, en cuanto comenzamos a tomar altura una ligera niebla decidió acompañarnos. Con todo, el camino era cómodo y la ausencia de nieve permitió caminar deprisa mientras avanzamos por varias de las pistas forestales que recorren las faldas de los montes de la zona. La hierba seca y la falta de humedad en el suelo hacían que el paisaje pareciera mucho más de octubre que de diciembre. Todo hacía pensar en una cima áspera, seca y ventosa en medio de la niebla. Sin embargo, una vez más, la montaña nos demostró que siempre guarda sorpresas.

A unos 1600 metros de altura tomamos un cortafuegos de fuerte pendiente que nos tenía que llevar a la cuerda de las cumbres y los primeros diez minutos subiendo por él nos pusieron a prueba como grupo. Los más jóvenes apenas eran capaces de refrenar su paso, los menos entrenados se quedaban atrás sin aliento y por en medio unos cuantos intentaban encontrar una marcha adecuada para mantenernos juntos. Y tras un descanso y un reagrupamiento el invierno apareció. Al principio sólo eran pequeños cristales de hielo en las plantas pero luego comenzó a formarse una capa espesa y crujiente sobre el suelo, los árboles y las rocas. El viento, la niebla cada vez más densa, el frío intenso y la escarcha que cubría el paisaje nos recordaron que realmente estábamos en invierno y en la montaña y que en esas condiciones nunca hay que confiarse.

Tras caminar veinte minutos por la línea de cumbres observamos el vértice geodésico en medio de la niebla y por fin coronamos el Pico. El emplazamiento resultó excelente para el Belén y los villancicos abundantes y bastante bien entonados, sobre todo gracias al entusiasmo de Federico. Cuando la niebla levantaba un poco veíamos la llanura madrileña y cuando bajaba apenas nos veíamos nosotros mismos. El sitio resultaba imposible para reponer fuerzas, a varios grados bajo cero, en medio de la escarcha y sin refugio para el viento, por lo que decidimos descender para buscar uno mejor.

A la media hora disfrutábamos de un banquete, bien merecido, en medio de un bosquecillo de pinos, entre risas y chascarrillos. A partir de ahí sólo quedaba descender hasta los coches, acompañados por el sol y disfrutando de la vista de los acebos, muchos de ellos centenarios. No sabemos si volveremos a Colgadizos, pero en lo alto de su cima dejamos una luz para el próximo que suba.
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ASCENSIÓN AL PICO DE MAJALASNA               19.11.2011




En todas partes hay parientes pobres, y también entre las montañas. Poca gente se ha parado a contar los famosos Siete Picos de la Sierra de Guadarrama y el que lo haga se sorprenderá porque lo más fácil es que acabe contando sólo seis.

El Pico de Majalasna es el pariente pobre de los Siete Picos. Con casi 200 metros menos de altura que sus hermanos, y separado de la línea de cumbres, pasa desapercibido y resulta desconocido para la mayoría. Pero la vida nos ha enseñado muchas veces el valor de los humildes y los parajes que rodean a este pico merecen pasar un día caminando por la montaña, incluso bajo la lluvia. Por eso, y por las ganas acumuladas, y a pesar del pronóstico de lluvia nos ponemos en marcha nada menos que doce caminantes, entre habituales y algún nuevo, que nunca faltan. No revisamos las mochilas para comprobar si todos llevábamos la capa de lluvia y menos mal, porque alguno de los más agonías se la había olvidado…

Desde la salida del aparcamiento de Majavilán nos acompaña la niebla, a ratos la visibilidad es de unos quince metros pero la mayor parte del tiempo no llega a eso. El paisaje de bosque otoñal es de una belleza evidente hasta para los daltónicos y poco a poco vamos remontando el arroyo de la Majadilla entre saltos de agua, musgo y rocas. En una de las praderas intermedias la niebla nos engaña y acabamos en la calzada romana, donde no teníamos que llegar. Por suerte caminar por esta zona de la sierra es como estar en casa y nos permite siempre tomar un camino conocido para rectificar. La última parte del ascenso al Collado Ventoso la hacemos entre una niebla cada vez más “meona” y cerrada, pero el ánimo y el buen humor no decaen.

A pesar de la humedad y del fresco alguno va más que acalorado y en la Senda del Infante aflojamos el ritmo para reagruparnos. Esta parte del camino es desconocida para todos pero no nos defrauda, resulta un descubrimiento más que agradable; los pasos entre las rocas, el camino que sube y baja, la ladera llena de viejos pinos retorcidos…

En la pradera de Majalasna la niebla es tan espesa que no acertamos a ver la cima ni estando junto a ella, además, el viento arrecia y nos estamos mojando por lo que decidimos aplazar el almuerzo hasta el Refugio de Majarrulaque. El pequeño refugio es acogedor y está magníficamente conservado. En medio de un día frío y húmedo resulta un regalo que agradecemos compartiendo nuestra comida y disfrutando de ella.

Del refugio al aparcamiento la bajada es muy rápida y no ofrece dudas, la niebla levanta un poco, pero la luz va desapareciendo. Da la impresión de que el rato de la llovizna se acaba y de que el cualquier momento va a caer un buen chaparrón. Con los coches a la vista la lluvia comienza a caer con fuerza y acabamos la excursión a la carrera mientras nos despedimos entre risas y preguntando cuándo será la próxima. Una vez más comprobamos que las circunstancias no son una objeción para vivir la realidad intensamente.

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ASCENSIÓN A EL OCEJÓN                                        1.10.2011




El 1 de octubre ampliamos horizontes y nos pusimos en marcha en dirección a Majaelrayo con intención de coronar El Ocejón. Durante dos horas de coche, sólo aptas para estómagos curtidos, tuvimos la oportunidad de disfrutar de la belleza de la sierra de Ayllón en otoño. Mientras nos maravillábamos del paisaje, los pueblos pequeños y semiabandonados y la dureza del relieve nos recuerdan por qué a esta zona se la conoce también como la sierra pobre. Las carreteras estrechas, las fuertes pendientes y las curvas imposibles pueden más que el estómago de Paco, que en el día de su estreno en el grupo, empieza el ascenso con el estómago revuelto y absolutamente vacío.
Nos juntamos para la caminata 12+1: viejas glorias recuperadas como Maribel, Diego, Oliver y José; novatos como Graciela y Paco; entusiastas recientes como Julio y Enrique y unos cuantos veteranos habituales. Un grupo casi inmejorable.
Finalmente, a las 10,30 iniciamos la marcha amablemente escoltados por un perro del pueblo que nos acompaña hasta la cima, a pesar de las sospechas no podemos confirmar que esté a sueldo del ayuntamiento con cargo a los fondos del Plan E. Y si lo está cobra poco, ya que en el rato de la comida no para de dar vueltas alrededor de nosotros hasta que consigue llevarse unas lonchas de chorizo, sin pedirlo y aprovechando un descuido.
El camino es cómodo hasta las Peñas Bernardas, buen firme y pendientes aceptables, tanto que a alguno le cuesta mantenerse al ritmo del grupo y hace escapadas “para romper a sudar”. Tras la parada de rigor comienza la parte más dura de la ascensión hasta alcanzar la cuerda que nos llevará a la cima. Es el único rato sin chascarrillos ni chistes, no hay aire suficiente en los pulmones. Los más nuevos se resienten pero la promesa de la meta les sostiene. Pisamos pizarra hasta aburrirnos y por fin coronamos el Ocejoncillo, desde aquí vemos la cima a menos de media hora.
Las últimas rampas son duras pero hay hasta “escalones” para facilitar el ascenso. Nos reagrupamos antes de hacer cima y  luego vienen las fotos, la admiración por el paisaje, la Salve a media voz –se nota que muchos no sabemos bien la letra- y la búsqueda de un lugar sin viento para dar cuenta de las ricas viandas. Magnífica comida y mejor compañía, incluida la del perro al que nadie invitó.
En el descenso agobia el calor, va a ser cierto lo del cambio climático, y la riada de gente que sube al pico, es como el parque temático de la montaña de Guadalajara, pero la vista lo merece. Al llegar al pueblo comprobamos que también las cervezas estaban a la altura de la magnífica jornada que habíamos pasado.
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ASCENSIÓN A LOS ALTOS DEL HONTANAR             9.7.2011



“Cuanto más grande es el obstáculo, mayor la gloria de haberlo superado”. Moliere
Preciosa mañana de Julio. Y calurosa. Bien aconsejados por Pedro Pablo metemos nuestros jerséis a la mochila. Y cantimploras. Y gorras, algunos. Somos diez, salimos en dos coches. Son las ocho de la mañana. Oli duerme.
La adversidad nos sale al encuentro por primera vez. Un muro golpea uno de los coches y hace reventar una rueda. Ferrari, italiana como Stefano, no tarda mucho más que lo que nosotros tardamos en cambiarla. Nos lavamos las manos al ritmo de la música relajante de Beatriz, un rezo y nos ponemos en camino. Pinilla del Valle nos ve partir.
El objetivo, la cuerda de los Altos del Hontanar, y la cima, el pico del Espartal ,en medio del valle del Lozoya.  Atravesamos el embalse, la pendiente se pronuncia. La temperatura no para de subir. Andrés no para de hablar. Una nube de mariposas nubla la vista sobre una ladera florida. Una fuente en el primer collado da frescor a la marcha y nos permite tomar una primera foto sobre el valle majestuoso.
Iniciamos la marcha por la cuerda de la sierra, las sendas se van borrando. Nosotros no. De repente, un cortafuegos polvoriento. Y empinado. Se oyen los resuellos. Paso cansino… Llegamos a la cumbre, vista imponente… Salve cantada.
No queda claro si subimos las sierras por las vistas, o por disfrutar mejor los manjares… queso y jamón superior, delicias en lata, pienso compuesto… nos falta leche y azúcar. Bilbo estaría orgulloso. Altos los ánimos iniciamos el camino de vuelta haciendo una O. Me corrige Pablo, haciendo un cero.
Pasar cerca de la Majada del Cojo tiene sus consecuencias sobre rodillas de diseño, y rozaduras en la entrepierna. No importa. Cogemos los atajos pertinentes y nos plantamos en Alameda del Valle. Pensamos que ya estaba todo hecho. Nos equivocamos. El ciego sol, la sed y la fatiga. Por la terrible sierra castellana, al destierro, con diez de los suyos -polvo, sudor y hierro-, Hobbiton cabalga. O trota. O simplemente avanza…
Rectas a la plancha. Sol justiciero. Fuerzas menguantes. Algún estómago se aligera, pero ya estamos en los coches. Pensamos que esta vez sí que se acababa. Nos volvimos a equivocar. Km 50 de la Carretera de Burgos. Cuatro de la tarde. Cuarenta grados a la sombra. Las ruedas de repuesto no son como las de antes. Nosotros tampoco. Lucha por conseguir la sombra de una señal de tráfico, normal, debajo de ella sólo hace 38 grados. Gana Julino el Gris. Los hobbits sueñan con Bolsón Cerrado. Tras el taller, acaba llegando. La cosa acabó entre meniscos y rótulas…
Una aventura más, crece la amistad y la Presencia de la Belleza. Las dificultades, anécdotas para recordarlas y reírse una vez superadas, y para colgarlas en el blog. Por cierto,se me olvidó comentar, ¡¡que gran blog¡¡. El curso que viene más, y mejor no, porque es imposible…
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ASCENSIÓN A PEÑALARA                                       2.5.2011

Con una probabilidad de lluvia del 80%, siete amigos salimos para subir al Pico Peñalara el 2 de mayo, con más ganas de salir a la montaña que miedo a mojarnos. La primera intención era hacer el recorrido integral  por la cara sur del macizo saliendo del Puerto de Cotos. Eso nos permitiría llegar hasta uno de los lugares más bellos de la Sierra del Guadarrama, la Laguna de los Pájaros, para luego tomar la cuerda, pasar por Claveles y coronar finalmente Peñalara. Después, la bajada se desarrollaría por las zetas que bajan de Dos Hermanas hasta llegar de nuevo al Puerto.


Pero el pronóstico sólo nos daba tres horas sin lluvia y además alguno de los expedicionarios tenía poca experiencia en terrenos complicados, y la cresta de Claveles con nieve y algo de niebla,  no es un lugar para no iniciados. Por tanto, decidimos hacer el ascenso directo por las zetas. Eso nos permitió alcanzar la cima en apenas un par de horas. Las nubes amenazaban desde el sureste y la visibilidad hacia el Valle del Lozoya era nula por la niebla, hacia la llanura segoviana la vista era algo más clara, de momento.
Pasamos en la cima el tiempo justo para las fotos y para acordarnos del Beato Juan Pablo II y de su amor por la naturaleza y por la montaña. Comenzamos la vuelta descendiendo por el mismo camino y haciendo alguna parada para contemplar el circo de la Launa Grande. En medio de la bajada las nubes nos dieron una tregua y decidimos acercarnos al Zabala. Las praderas cercanas rezumaban agua y flores, para varios era un paisaje nuevo y por ello doblemente hermoso. Pasamos cinco minutos comprobando la solidez de los muros del refugio y la belleza de su emplazamiento y luego bajamos por la ladera rumbo a la laguna y cuando ya estábamos cerca decidimos reparar fuerzas.
En los alrededores se mezclaban familias iniciando en la montaña a los más pequeños, montañeros solitarios y curtidos y excursionistas ocasionales, casi domingueros, con ganas de conocer el famoso paraje de la Laguna de Peñalara.
Tras dar cuenta de ricos manjares y echar un vistazo a la laguna, pusimos rumbo al puerto perseguidos de cerca por las nubes. Éstas nos dieron alcance a diez minutos de la Venta Marcelino y, primero tímidamente y luego con algo más de convicción, comenzó a llover. Acelerando algo el paso pudimos evitar mojarnos por fuera y conseguimos refrescarnos por dentro sentados a una mesa de la Venta. Mientras, en la calle, se desencadenaba una tormenta de esas que da gusto mirar tras los cristales y con una cerveza en la mano. Los que no vinieron se lo perdieron.
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ASCENSIÓN AL MONDALINDO                            5.2.2011


Subimos al Mondalindo el 5 de febrero. Tras dejar los coches en el Puerto de Canencia nos pusimos en marcha, con algo de retraso, a las 9,30 de la mañana. Iniciamos la marcha quince amigos, con buen ánimo y ganas de caminar, aunque algunos de los excursionistas que estaban en el puerto intentaron amedrentarnos con la posibilidad de que hubiera hielo en la subida.

Toda la gran explanada del Puerto de Canecia estaba cubierta de nieve y, a pesar de lo temprana de la hora, el sol ya brillaba con fuerza, el día se prometía espectacular. Iniciamos la ascensión pasando por la cima de la Cabeza de Braña y la primera parte de la subida resultó bastante dura; sin senda y con fuerte pendiente. Tanto fue así que tuvimos un par de bajas, que se volvieron al puerto.

A partir de ahí la pendiente se suavizó hasta la última parte de la subida al Mondalindo, donde volvió a ser mayor pero con un buen camino de ascenso. La nieve fue aumentando según ganamos altura y como estaba bastante blanda llegamos al pico algo cansados y un poco dispersos.

La cima del Mondalindo nos regaló una de las mejores vistas de todos los picos del Guadarrama. En un mismo vistazo vimos El Montón de trigo, Peñalara, El Nevero y toda la cuerda de los Montes Carpetanos hasta el puerto de la Linera, la Cebollera Vieja, el Pico del Lobo, el Ocejón, el Cerro del Viso, toda la llanura de Madrid, parte de la Cuerda Larga, la Cabrera, la Pedriza... Un sin fin de montañas y, a pesar de la evidente contaminación sobre Madrid, un horizonte que dejaba sin palabras.

Tras un buen tentenpié y las fotos de rigor iniciamos la bajada, esta vez rodeando la Cabeza de Braña por el norte para ahorrarnos subirla y bajarla de nuevo. El rodeo se hizo largo y algo pesado por la dificultad de seguir las sendas en la nieve, y al final necesitamos de todas las ayudas disponibles, incluyendo algún móvil con GPS, para encontrar la pista de bajada.

Por fin, a las cuatro de la tarde, y con hora y media de retraso sobre el horario previsto, alcanzamos el aparcamiento del Puerto de Canencia. Muchos coches estaban ya en doble fila esperando una plaza y toda la explanada bullía de gente que, según aparentaba, no iba a alejarse muchos metros de la carretera, ellos se lo pierden. Nosotros, cansados pero felices y agradecidos por el magnífico día y el regalo de la naturaleza, nos volvimos a casa planeando la próxima.


ÚLTIMAS EXCURSIONES
La asociación tiene como uno de sus intereses fundamentales el disfrute de la naturaleza. Para ello, aproximadamente cada seis u ocho semanas, organizamos una excursión en la que solemos ascender un pico de la Sierra del Guadarrama. Desde septiembre de 2010 hemos realizado estas excursiones:


18 de septiembre de 2010. Pico Tres Provincias
12 de octubre de 2010. Pared de Santillana
13 de noviembre de 2010. Cabezas del Hierro
29 de diciembre de 2010. Cerro de la Camorca
5 de febrero de 2011. Pico del Mondalindo
2 de mayo de 2011. Pico de Peñalara
9 de julio de 2011. Altos del Hontanar
1 de octubre de 2011. El Ocejón
19 de noviembre de 2011. Pico de Majalasna
29 de diciembre de 2011. Pico de Colgadizos
11 de febrero de 2012. Travesía Cotos-Navacerrada
10 de marzo de 2012. Peñas de la Majada
1 de mayo de 2012. Pico del Lobo
9 de junio de 2012. Cabezas del Hierro-Bola del Mundo
14 de julio de 2012. Valsaín-Arroyo de Peñalara-Valsaín
24 de noviembre de 2012. Vuelta al Yelmo y Pedriza Anterior
29 de diciembre de 2012. La Peña Negra
9 de febrero de 2013. Bola del Mundo
13 de abril de 2013. Valle del Río Moros

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