viernes, 1 de febrero de 2013

"Descubriendo la belleza de lo cotidiano"





Entrevista a Pablo Pardo sobre el origen de la Asociación, realizada por la periodista Flavia Ranzolin y publicada en la revista CdO News.

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sábado, 8 de diciembre de 2012

Acercándonos a la verdad de Tolkien

Poca gente desconoce el argumento y los personajes de "El Señor de los Anillos", quizá más gracias al magnífico trabajo cinematográfico de Peter Jackson que a la lectura de la obra de J.R.R Tolkien. Además, este mes de diciembre se estrena en los cines españoles "El Hobbit", otra de sus grandes obras. ¿Cuál es el secreto del permanente éxito mediático de estos dos títulos del insigne escritor británico?

Alguno podría sospechar que se trata de una nueva operación de marketing, pero en realidad hay algo en los libros de Tolkien que nos atrae, que no nos deja indiferentes. Con estas historias que se desarrollan en un mundo fantástico diseñado a partir  del atractivo de las leyendas y mitología nórdicas, de la dura experiencia vital del autor, de su sorpresa por la belleza de la naturaleza y sobre todo de su pasión por el lenguaje como instrumento creador, el autor nos hace más comprensible la realidad.

Precisamente eso es lo que experimentamos aquéllos que tuvimos la suerte de asistir a la conferencia sobre Tolkien que Pablo Pardo Santano, presidente de la Asociación Cultural El Árbol Blanco y ferviente lector de  la obra de Tolkien,  impartió el pasado día 21 de noviembre en la Casa de Asociaciones de Alcobendas con el título: "Tolkien: La Verdad detrás del mito". 

Más allá de las míticas aventuras que viven los personajes de Tolkien, hay una verdad que podemos reconocer en nuestra propia vida. Esto no significa que el autor escribiera para explicar nada, al estilo de los mitos de la antigüedad. Pablo, con algunos ejemplos, nos ilustró el hecho de que tras la apariencia de las historias en las que desfilan personajes lugares, objetos... hay una dinámica vital dramática.

Las vidas de Frodo o de Bilbo Bolson cambian cuando dejan un resquicio para que la misma realidad les avive el deseo. Es entonces cuando encuentran el significado de su existencia. La aventura, el drama que viven, es lo que les permite sentirse vivos, plenos de significado. Se sienten partícipes de un espíritu creador. Éste es precisamente uno de los planteamientos vitales de Tolkien,  todos somos partícipes de un universo creador en la medida en que vivimos la vida que se nos ofrece. ¿Qué hacemos con el tiempo que se nos da?

El mal también forma parte  de las historias de Tolkien. Es atractivo pero a la vez es estéril,  nace de la rebelión y del apego a las obras de las propias manos y no quiere compañía, no necesita de los demás. Pero frente al atractivo  del mal no están solos con sus fuerzas, son la amistad y la compañía las que construyen su vida. Cuando parece que el drama  va a derivar en tragedia entonces en la historia sucede lo que Tolkien denominó "eucatástrofe". Un imprevisto que hace resurgir la esperanza.

Tolkien cree que es muy difícil que la victoria final se de en la vida cotidiana. El sufrimiento de la vida de sus personajes hace necesaria la muerte y por ello  la victoria final la identifica con el paso a la otra orilla del mar. La vida se cumple con este último viaje inevitable pero a la vez necesario en el devenir de la vida de sus personajes.

Tolkien con su obra nos ayuda a atravesar la apariencia de la realidad y nos traslada a un mundo creado, en el que como en un espejo podemos ver y reconocer la verdad de lo que en realidad somos.

Gracias Pablo, por enamorarte de la obra de este gran hombre y acercarnos la verdad detrás del mito.

domingo, 22 de julio de 2012

Carta abierta a los futuros maestros

LA BUENA NOTICIA EN EDUCACIÓN

(Publicamos, por ser una interesante invitación a la reflexión, las palabras que dirige un profesor universitario a los recién titulados)

Hace años que me encuentro especialmente vinculado al mundo de la educación; en los últimos veinte años he sido profesor de secundaria en siete centros públicos diferentes, profesor de universidad pública durante doce años y de universidad privada durante otros quince. Además, desde hace ocho años soy el responsable académico de un centro de formación de maestros, por lo que no hay aspecto ni etapa de la educación que me sea ajena o no me interese.
Al principio era sólo un interés laboral, pero cada vez más vivo este trabajo como una vocación y por eso experimento una gran preocupación por la situación de la educación y por tantas manipulaciones como sufren todos los que trabajan o se preocupan por ella. Manipulaciones en las que nunca hay un debate educativo real y que vienen de la política, de la economía, de los medios de comunicación y de todo tipo de grupos de interés.

Y mientras esto ocurre voy viendo como cada curso muchos estudiantes, en mi centro y en tantos otros, obtenéis vuestra titulación y os incorporáis al mundo laboral como maestros. Y lo hacéis en un contexto muy poco envidiable, en medio de infinitos recortes que afectan a todos los ámbitos de la sociedad. Una sociedad que no tiene dinero ni para las cosas imprescindibles, como la educación.
Os corresponderá trabajar impartiendo más horas de clase, con más alumnos por grupo y con menos recursos de todo tipo. Eso ya lo sabéis. Y en ese ruido que no cesa, escucháis y escucharéis con insistencia que todo ello va a afectar negativamente a la calidad de la educación. Cualquiera en vuestra  situación tendría la tentación razonable de meterse en un agujero, cubrirse con una tapa y esperar a que pase la tormenta para buscar un trabajo, ¡qué momento para salir de la Universidad! con lo tranquilo que está uno dentro…
Estoy de acuerdo, como no puede ser de otra forma, con que los recortes económicos en educación deben ser los últimos en abordarse porque son los que más hipotecan el futuro de un país y de sus generaciones de jóvenes. Pero permitidme que sea políticamente incorrecto y que, en estos tiempos que corren, os dé una buena noticia, y además es probable que sea una noticia que os sorprenda. Según mi experiencia, y también la vuestra y más adelante os aclararé por qué digo que también es vuestra experiencia, la calidad de la educación no está relacionada con los recursos disponibles.
Naturalmente ahora voy a explicar esta afirmación y a aclarar también por qué es una buena noticia. Para ello conviene determinar en primer lugar qué es y qué no es la calidad de educación. Los medios de comunicación, los manifiestos, los políticos, la mayoría de los profesores y casi todas las personas que hablan de la educación equiparan la calidad de educación con los resultados académicos (que se miden por ejemplo en el mayor o menor fracaso escolar, o en el puesto en el informe PISA) pero esto no es cierto.

Este planteamiento es una habitual y errónea identificación entre enseñanza (o instrucción) y educación y que, desgraciadamente, es pasada por alto y aceptada por la mayoría. La educación se refiere al desarrollo integral de la persona y de sus capacidades. La enseñanza lo hace a la mejora de las competencias en un determinado campo del conocimiento. Un idioma se enseña, pero no se educa, por el contrario las personas debemos ser educadas pero a menudo sólo somos instruidas o enseñadas. La instrucción es siempre necesaria para una persona, pero nunca es suficiente.
Los informes y los datos que tanto nos preocupan miden por tanto la calidad de la instrucción que reciben nuestros estudiantes, pero no la calidad de su educación. La calidad de educación es más bien uno de esos intangibles difíciles de definir pero perfectamente identificables cuando se experimentan. Y todos los que la hemos experimentado sabemos que no depende de los recursos materiales disponibles, aunque no hayamos sido conscientes de ello.
Esto no es una afirmación gratuita, no quiero convenceros de ello sin pruebas, y en este momento os planteo lo que considero más importante de esta carta: os propongo que penséis en vuestra experiencia de estudiantes  y analicéis la realidad partiendo de ella, y no partiendo de ningún discurso. En cualquier centro educativo o curso en el que hayáis estudiado todos vuestros profesores habrán tenido los mismos o similares recursos (medios materiales e informáticos, aulas, audiovisuales…, horas de clase a la semana, sueldo, alumnos por clase, etc.) ¿Todos os han educado igual? ¿Todas las asignaturas han sido igual de valiosas para vosotros? En definitiva, ¿todos os han dado la misma calidad de educación?
Todos sabemos que la respuesta es no, y lo sé porque a mí me ha pasado lo mismo. ¿De qué depende entonces la calidad de la educación que damos y que recibimos? Depende del compromiso personal del que educa y del interés que se tenga por la vida y por el futuro de aquellos que tiene a su cargo. Y cuando ejerzáis como maestros podréis demostrarlo y comprobarlo una vez más.
Por tanto, no os dejéis engañar, los recursos son importantes, pero la buena noticia es que la calidad de educación la aportáis los educadores.

Pablo Pardo Santano
Subdirector de la Escuela Universitaria Cardenal Cisneros

lunes, 12 de marzo de 2012

Los orígenes de la pretensión cristiana

El 23 de febrero nuestra asociación organizó el acto de presentación del libro Los orígenes de la Pretensión Cristiana de Luigi Giussani. La presentación corrió a cargo de Don Ignacio Carbajosa, doctor en Sagrada escritura, economista y responsable en España del Movimiento católico Comunión y Liberación.

Este acto tuvo la particularidad de ser el primero que organizamos en una instalación municipal de Alcobendas y, lo decidimos así con idea de potenciar la participación, pensando precisamente en el significado  del libro que decidimos presentar. Esta obra de Luigi Giusanni aborda un desafío clave en la sociedad actual. Vivimos en un momento histórico de máxima exaltación racionalista, y por tanto de desprecio por todo lo que no está demostrado de forma empírica. Sin embargo, en esta misma sociedad que asegura regirse exclusivamente por lo racional, encontramos un auge absoluto de lo irracional a través de todo tipo de sectas, adivinos, horóscopos… pero también a través de la exaltación de todo lo emocional y lo subjetivo, de la opinión y de la impresión de cada uno sobre cualquier aspecto de la realidad, la frase estrella de nuestra sociedad, para casi cualquier tema, es “cada uno tiene su verdad”.

Desde este planteamiento, la posibilidad de que un hombre moderno tenga una fe religiosa sólo se sostiene si se apoya en un sentimiento particular, en algo que no se puede razonar ni compartir con otro, en una experiencia subjetiva y emocional, es decir, si se sostiene en un plano irracional. Por tanto, y según este planteamiento, un libro que trata sobre la fe debería ser presentado siempre en un espacio de uso exclusivamente religioso.

Sin embargo, este libro pretende desafiar esa posición y responder a la pregunta que hacía Dostoievski en Los Diablos: "Un hombre culto, un europeo de nuestros días, ¿puede creer, realmente creer, en la divinidad del Hijo de Dios, Jesucristo?" Por eso nos parece un libro valiente, que desafía a los convencionalismos y que merece ser conocido. Y por eso es un libro que responde a una pregunta que se plantea no sólo a los hombres religiosos, sino a todos los que formamos la sociedad: ¿tiene la fe alguna relación con la razón humana?

Ignacio Carbajosa realizó una presentación clara, didáctica y a la vez profunda de la obra de Giussani y lo hizo demostrando dos argumentos sencillos pero absolutamente provocadores:

·        La fe no es un conjunto de creencias irrelevantes en la vida de los hombres sino que mantiene una relación permanente y absoluta con los acontecimientos cotidianos de la vida de los seres humanos.
·        Lo más razonable que puede hacer un ser humano es no descartar ninguna posible explicación de ningún acontecimiento sin estudiarla hasta sus últimas consecuencias.

martes, 6 de diciembre de 2011

Dona nobis Pacem (Danos la Paz)

“La Belleza salvará al mundo” (Dostoievski)
 
¿Qué hacen un grupo de cuarenta adultos de diversa edad y condición quedando juntos una gélida tarde de noviembre, en medio de una enorme crisis económica, a escuchar y ver una Misa compuesta por un autor muerto hace dos siglos e interpretada hace veinticinco años? Así, de inicio, todo indica que nos encontramos con un grupo de "frikis" con muchas ganas de perder tiempo. Veamos si es cierto. 

Herbert von Karajan dirigió la Misa de la Coronación de Mozart a la Filarmónica de Viena con ocasión de la Santa Misa Solemne que se celebró en el Vaticano, presidida por el Papa Juan Pablo II, con motivo de la festividad de San Pedro y San Pablo de 1985, con la especial participación de entre otros de la soprano Kathleen Battle y del Coro de Viena. 


Mozart fue quizá el hombre más dotado para la música de la Historia y, dicen sus escritos, que puso su incomparable talento a trabajar para conseguir gloria, fama y dinero, como justo reconocimiento a su extraordinario don. Sin embargo, no recibió lo que deseaba y seguramente merecía y murió endeudado, no suficientemente reconocido y consciente de que toda su valía y también toda su miseria, se iban con él a su tumba.

Pero el jueves, pudimos experimentar cómo aquello no era del todo cierto. Escuchando en silencio el Agnus Dei nos pareció que a través de nuestros sentidos desaparecían por momentos nuestras ocupaciones y preocupaciones y, hasta los muros del salón de actos, y nos situamos en otro plano, abiertos a una dramaticidad, una belleza y una alegría impensable varias horas antes.

Mozart no diferenciaba entre rezar y componer o interpretar música. A través de su creación nos sitúa en el mismo lugar que él se colocaba al componer. Y el bellísimo y dramático diálogo que Mozart tiene con Dios nos puso con el corazón en un puño. Nos hizo ponernos de nuevo en la posición de cualquier ser humano, con todo su bagaje y cansancio, que se pone al final del día, de la vida, desnudo, sin engaños, con toda su pequeñez, delante del Destino, de lo Eterno, del Misterio, y hace cuentas… y no le salen, y no nos salen, y entonces… y entonces, pide, pedimos saldarlas al Único que sabe que tiene el poder de saldarlas. Pero no de cualquier forma. 

El Dios ante el que nos pone Mozart es un Dios aparentemente frágil y listo al sacrificio (Agnus Dei), pero que tiene el enorme y único poder la posibilidad de lavar todos los imborrables pecados del mundo (qui tollis pecata mundi), y por tanto, al único que se le puede pedir misericordia gratuita (miserere nobis). Pero basta este grito desgarrador, repetido hasta tres veces para caer en la cuenta, como le ocurriera a San Pedro, esta petición de un corazón en carne viva, para que de manera inmerecida, gratuita e inesperada, Él nos conceda su abrazo, su Paz (Dona Nobis Pacem). Y entonces la melodía íntima, sutilísima de súplica interior de la soprano, se vuelve poco a poco en la potente y grandiosa voz del coro, majestuosa, feliz al experimentar haber obtenido el regalo que por nuestras fuerzas nunca hubiéramos podido obtener: la Paz, el Descanso, la Plenitud que siempre habíamos deseado, que siempre se nos escapa y nos parece inalcanzable.  

Conmoverse de nuevo con Mozart, a través de la sensibilidad de Von Karajan y Battle, dos oradores unidos en una misma interpretación, junto al mendicante Juan Pablo II, hace que la tarde de otoño adquiera otro peso, otra densidad, y que vayamos a casa transformados por la única Belleza que salva al mundo, que está detrás de cada realidad cotidiana, de cada persona que encontramos y que la buena música, el arte y la belleza nos hace más evidente. 

No éramos entonces tan "frikis", era sólo que estamos bien hechos…


viernes, 18 de noviembre de 2011

La Escuela de Atenas


Es el Papa Julio II quien decide destinar la Stanza della Segnatura del Vaticano a biblioteca y lugar de estudio privado. Para lo cual encargará a Rafael Sanzio la decoración de sus paredes, haciéndole representar en ellas las máximas categorías del espíritu humano: La Verdad racional representada en “La Escuela de Atenas” (una de las paredes). La Verdad sobrenatural representada en “La Disputa del Santísimo Sacramento” (frente a ésta). El Bien con “Las Virtudes Teologales y Cardinales y la Ley” (en otra de las paredes). La Belleza con “El Parnaso”, morada de Apolo y las nueve musas protectoras de las artes, junto a poetas antiguos y modernos. Mientras que en la bóveda, se pueden encontrar figuras alegóricas que representan la Teología, la Filosofía, la Justicia y la Poesía.

Nos centramos en “La Escuela de Atenas”, fresco realizado entre los años 1508 y 1511. Esta obra de Rafael, que primero realizó en cartón para luego pasar a la técnica del fresco, ilustra la historia del pensamiento antiguo en sus orígenes, desde el siglo VI a.C. hasta los primeros siglos de la Edad Imperial. Y lo hace mediante la representación de más de 50 personajes reales, entre ellos, filósofos, matemáticos y científicos de gran relevancia en la época clásica, como modelos de la obra, repartidos en el espacio. Cabe destacar el gran equilibrio de la composición, la estructura de la forma  y el juego de colores. Es un reflejo fiel de un momento de la Historia del Arte, el Renacimiento al fondo y su interpretación del pensamiento antiguo.

La lectura de la obra se realiza de izquierda a derecha y de abajo a arriba. Abre la escena un arco gigantesco en forma de semicírculo. A la izquierda, se puede apreciar la representación de la ceremonia de un rito órfico y de las cuatro edades de la vida (infancia, juventud, madurez y vejez) relacionando así la Filosofía con la vida humana.

En el centro de la perspectiva se encuentran Platón y Aristóteles, acompañados por sus respectivos discípulos. En la parte izquierda, están representados la mayoría de los filósofos más significativos anteriores a Platón: Pitágoras, Heráclito, Empédocles…, presocráticos,  sofistas, Sócrates y los socráticos. En un nicho en alto está la estatua de Apolo, representado con la lira para expresar la música y la armonía. En la parte derecha de la imagen, figuran los representantes de la Filosofía y de la Ciencia de la época helenística o imperial: Zoroastro, Ptolomeo, Plotino, así como geómetras y, en otro nicho, en alto igualmente, la estatua de la diosa Atenea, dispuesta por el artista protegiendo a la Ciencia y considerada como patrona de la Filosofía por excelencia.

Platón tiene el dedo de la mano derecha señalando al cielo, con una de sus obras, el Timeo, en la mano izquierda. “(...) En efecto, el hacedor lo hizo todo de fuego, aire, agua y tierra, sin dejar fuera ninguna parte o propiedad, porque se propuso lo siguiente: primero, que el conjunto fuera lo más posible un ser vivo completo de partes completas y segundo, único, al no quedar nada de lo que pudiera generar otro semejante” (Timeo 34d). 

Aristóteles aparece como figura majestuosa, representación ideal del hombre renacentista. Figura con la mano extendida hacia adelante: “Salvad los fenómenos que están delante”. En la otra mano, no tiene la Física sino la Ética, libro de alta espiritualidad: “No hemos de tener, como algunos nos aconsejan, pensamientos humanos puesto que somos hombres, ni mortales puesto que somos mortales, sino en la medida de lo posible inmortalizarnos y hacer todo lo que está a nuestro alcance por vivir de acuerdo con lo más excelente que hay en nosotros”.

El autor firma de dos modos, representándose a sí mismo en el cuadro de una proporción más pequeña que el resto de personajes, entre los grandes, a la derecha de la pintura, y con una segunda firma sobre el cuello de la túnica de Euclides-Bramante.  


Aunque para Platón el arte es una imitación de imitaciones, los renacentistas lo concibieron con mayor densidad ontológica, entendiéndolo como fruición de la belleza y, por tanto, de lo bueno y lo verdadero. Y es así como Rafael concibe su actividad: arte como manifestación del orden y la armonía.

Aunque es imposible resumir en pocas líneas semejante obra, esta reseña pretende mostrar a grandes rasgos la obra  “La Escuela de Atenas”. Fue un regalo para los que estuvieron presentes poder escuchar la conferencia "La Escuela de Atenas de Rafael, como panorámica de la Filosofía griega" del Profesor Rogelio Rovira, disfrutar y aprender sobre la relación entre la Filosofía y la vida, entre la Verdad y el saber.

martes, 17 de mayo de 2011

La Traviata

Verdi escribió un tipo de drama romántico destinado a contribuir con sus melodías, sus argumentos y su puesta en escena a la Italia de Garibaldi y Manzini. Sus obras no estaban dirigidas a un público internacional. El gran mérito del genio de Verdi consiste en elevar este tipo de dramas a patrimonio de la cultura universal. Duetos amorosos, audaces y pegadizos coros, arias brillantes para soprano, tenor y barítono o sus famosos concertantes… La música de Verdi se identifica fácilmente, creando personajes-tipo de la literatura musical mundial: Machbeth, Rigoletto, La Traviata, El Trovador, Un ballo in maschera, Don Carlo, Otello, siendo estas dos últimas óperas la cumbre de su creación, cuando había pasado con creces los 80 años. Ejemplo jamás alcanzado en la creación musical.

La Traviata es una ópera dirigida a tocar las fibras sensibles del público. Verdi da vida a un conjunto de personajes desconocidos hasta entonces en los argumentos operísticos: Soprano (Violetta), tenor (Alfredo) y barítono (Giorgio Germon, padre de Alfredo) en intercambio permanente desde el brindis del primer acto a la despedida de Violetta. Verdi caracteriza cada cambio con una melodía memorable. La obra está basada en la novela de Alejandro Dumas “La dama de las camelias” y Verdi encuentra un libretista fundamental como es Francisco Maria Piave para que texto y música funcionen eficazmente.

La Traviata (La descarriada), es una mantenida rodeada por el lujo y las fiestas, una prostituta, cuyo sacrificio final por amor suena a redención. Desde el comienzo la ópera parece querernos presentar la dimensión pública y privada de Violetta, conflicto entre el ámbito colectivo y el individual, en donde lo exterior –imposiciones sociales y morales- se presenta como una amenaza, como una agresión para la protagonista.

El Acto I, con su célebre brindis, rebosa de piruetas vocales, adornos, escalas; todo un alarde de virtuosismo que apabulla y produce un efecto de decoración, coquetería y divertimiento. Pero a menudo que la ópera progresa, su línea de canto se simplifica, adquiere perfiles más intensos y esenciales. Uno de los extremos hacia esta interioridad se encuentra cuando Violetta responde a la declaración de amor de Alfredo.

En el soberbio Acto II Verdi nos introduce en la psicología de Violetta, allí hallaremos zonas de sombra y claridad como transiciones mínimas, a veces más fáciles de intuir que de explicar. El centro emotivo lo encontramos en el dúo entre la protagonista y el padre de Alfredo, uno de los más bellos y complejos salidos de la inspiración de Verdi. Todo aquí es un juego psicológico de ataques y respuestas, rendiciones, imploraciones e invectivas en las que las perspectivas se modifican constantemente.

En el Acto III Violetta muere por amor. Hasta ahora la pasión había sido el motor de los melodramas verdianos. La pasión es un vínculo radical, absoluto, que no acepta medidas intermedias. A partir de La Traviata los protagonistas verdianos conquistan el privilegio de los sentimientos. Con Violetta, Verdi escribió uno de los papeles más complejos, en donde todas las facetas interpretativas de una cantante deben aflorar en un extraordinario alarde de virtuosismo y de suprema expresión dramática. Se trata de la artista ideal, paradigmática.