domingo, 22 de julio de 2012

Carta abierta a los futuros maestros

LA BUENA NOTICIA EN EDUCACIÓN

(Publicamos, por ser una interesante invitación a la reflexión, las palabras que dirige un profesor universitario a los recién titulados)

Hace años que me encuentro especialmente vinculado al mundo de la educación; en los últimos veinte años he sido profesor de secundaria en siete centros públicos diferentes, profesor de universidad pública durante doce años y de universidad privada durante otros quince. Además, desde hace ocho años soy el responsable académico de un centro de formación de maestros, por lo que no hay aspecto ni etapa de la educación que me sea ajena o no me interese.
Al principio era sólo un interés laboral, pero cada vez más vivo este trabajo como una vocación y por eso experimento una gran preocupación por la situación de la educación y por tantas manipulaciones como sufren todos los que trabajan o se preocupan por ella. Manipulaciones en las que nunca hay un debate educativo real y que vienen de la política, de la economía, de los medios de comunicación y de todo tipo de grupos de interés.

Y mientras esto ocurre voy viendo como cada curso muchos estudiantes, en mi centro y en tantos otros, obtenéis vuestra titulación y os incorporáis al mundo laboral como maestros. Y lo hacéis en un contexto muy poco envidiable, en medio de infinitos recortes que afectan a todos los ámbitos de la sociedad. Una sociedad que no tiene dinero ni para las cosas imprescindibles, como la educación.
Os corresponderá trabajar impartiendo más horas de clase, con más alumnos por grupo y con menos recursos de todo tipo. Eso ya lo sabéis. Y en ese ruido que no cesa, escucháis y escucharéis con insistencia que todo ello va a afectar negativamente a la calidad de la educación. Cualquiera en vuestra  situación tendría la tentación razonable de meterse en un agujero, cubrirse con una tapa y esperar a que pase la tormenta para buscar un trabajo, ¡qué momento para salir de la Universidad! con lo tranquilo que está uno dentro…
Estoy de acuerdo, como no puede ser de otra forma, con que los recortes económicos en educación deben ser los últimos en abordarse porque son los que más hipotecan el futuro de un país y de sus generaciones de jóvenes. Pero permitidme que sea políticamente incorrecto y que, en estos tiempos que corren, os dé una buena noticia, y además es probable que sea una noticia que os sorprenda. Según mi experiencia, y también la vuestra y más adelante os aclararé por qué digo que también es vuestra experiencia, la calidad de la educación no está relacionada con los recursos disponibles.
Naturalmente ahora voy a explicar esta afirmación y a aclarar también por qué es una buena noticia. Para ello conviene determinar en primer lugar qué es y qué no es la calidad de educación. Los medios de comunicación, los manifiestos, los políticos, la mayoría de los profesores y casi todas las personas que hablan de la educación equiparan la calidad de educación con los resultados académicos (que se miden por ejemplo en el mayor o menor fracaso escolar, o en el puesto en el informe PISA) pero esto no es cierto.

Este planteamiento es una habitual y errónea identificación entre enseñanza (o instrucción) y educación y que, desgraciadamente, es pasada por alto y aceptada por la mayoría. La educación se refiere al desarrollo integral de la persona y de sus capacidades. La enseñanza lo hace a la mejora de las competencias en un determinado campo del conocimiento. Un idioma se enseña, pero no se educa, por el contrario las personas debemos ser educadas pero a menudo sólo somos instruidas o enseñadas. La instrucción es siempre necesaria para una persona, pero nunca es suficiente.
Los informes y los datos que tanto nos preocupan miden por tanto la calidad de la instrucción que reciben nuestros estudiantes, pero no la calidad de su educación. La calidad de educación es más bien uno de esos intangibles difíciles de definir pero perfectamente identificables cuando se experimentan. Y todos los que la hemos experimentado sabemos que no depende de los recursos materiales disponibles, aunque no hayamos sido conscientes de ello.
Esto no es una afirmación gratuita, no quiero convenceros de ello sin pruebas, y en este momento os planteo lo que considero más importante de esta carta: os propongo que penséis en vuestra experiencia de estudiantes  y analicéis la realidad partiendo de ella, y no partiendo de ningún discurso. En cualquier centro educativo o curso en el que hayáis estudiado todos vuestros profesores habrán tenido los mismos o similares recursos (medios materiales e informáticos, aulas, audiovisuales…, horas de clase a la semana, sueldo, alumnos por clase, etc.) ¿Todos os han educado igual? ¿Todas las asignaturas han sido igual de valiosas para vosotros? En definitiva, ¿todos os han dado la misma calidad de educación?
Todos sabemos que la respuesta es no, y lo sé porque a mí me ha pasado lo mismo. ¿De qué depende entonces la calidad de la educación que damos y que recibimos? Depende del compromiso personal del que educa y del interés que se tenga por la vida y por el futuro de aquellos que tiene a su cargo. Y cuando ejerzáis como maestros podréis demostrarlo y comprobarlo una vez más.
Por tanto, no os dejéis engañar, los recursos son importantes, pero la buena noticia es que la calidad de educación la aportáis los educadores.

Pablo Pardo Santano
Subdirector de la Escuela Universitaria Cardenal Cisneros